Resulta insignificante
el espacio infinito
que engloba el cielo,
cuando
en la noche sedienta
vuela alto la mujer
a la que amo.
Una buena razón
para escribir
un nuevo poema
con los ojos a oscuras,
a esta ninfa
de sensaciones infinitas
encontrada
en el sendero de la vida
donde es verdad
que puedo sentirme
casi nada
en los trajines serenos
de esta mujer dormida
y sin embargo
serlo absolutamente todo
cuando aún
a medio despertar,
me mira y sonríe.
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