martes, 20 de noviembre de 2012

REFLEXIONES


¿De qué mota de polvo
estelar surgió la ira humana?
¿De qué partícula divina
el sufrimiento?
Estoy seguro que de ninguna:
El universo no los tiene
en su naturaleza
porque en realidad son emociones
generadas continuamente
por los seres humanos.
Hemos creado personajes
que se nutren de negatividad,
nos han enseñado a hacerlo
porque es la manera sutil
con la que inflamar
o atemorizar a las masas
para que el odio las mueva.
Por otro lado no olvidemos
que el miedo también es importante
porque las frena en seco.
La taquicardia y el rechinar de dientes
forman parte de una condena
que hemos permitido
sin pestañear siquiera,
conformándonos con un puñado
de monedas con las que ir tirando
en un sistema que agoniza.
El universo no envidia,
sólo se expande.
Las personas también
cuando se permiten a sí mismas
ser lo que pueden llegar a ser.
No hay objeto celeste
que se sienta culpable
por brillar, orbitar o chocar con otro.
No hay brizna de hierba
que se maldiga por entrar
en el ojo de un animal.
Sólo los seres humanos
son capaces de devorarse a sí mismos
por creerse responsables de un error,
que, como la mayoría de ellos,
al final revierte en un acierto.


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