No he podido
ser
lo que un día
quise,
no he sido más
de lo que he
podido ser.
Pero tengo la
sensación
de que aún así
me pertenezco,
o quizás sea
eso
lo que pretenda
creer.
Asumo el legado
de un montón
de ideales
derramados,
tengo la
mirada
del que ha
aprendido
a transitar
por todo
tipo de
caminos,
la serenidad
de quien
sabe respirar
hondo
y cerrar los
ojos,
la rabia del
que
no se
conforma,
el gesto en
los labios
del que sonríe
porque
valora lo que
tiene.
Ya soy viejo
en las espirales,
entiendo que otros
hicieron el
mal por mí,
aunque a veces
yo también lo hice
sin siquiera pretenderlo.
Tiré para
adelante
con lo que me
tocaba,
la derrota es mi herencia.
Quizás esto
sea la paz.
Quizás sólo
sea una victoria,
pero lo mejor
de todo
es que a estas
alturas
de la vida que
me ha tocado,
no caminaré
solo
lo que me
quede por andar.
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