miércoles, 12 de septiembre de 2012

ESPÍRITUS



Hay dos espíritus en la casa,
pero en el vagar eterno
que les ha sido impuesto
no pueden compartir
sus tristes destinos
de abandono y desamparo,
olvidados ya del amor
que les unió en vida.

A veces se preguntan
de quién es el rastro espectral
que deja una mancha
blanquecina en el pasillo.
O levantan la cabeza
sobresaltados,
si entre sueños creen percibir
un suspiro de melancolía
que vaga por el aire.

Son espíritus sin experiencia,
algo asustados porque
no tienen muy claro
lo que en verdad les sucede. 
Simplemente un día
se volvieron seres invisibles
para el resto del mundo
y se dedicaron a vivir
su soledad fantasmagórica.

Aun perciben cosas
de su antigua humanidad,
como el poder del fuego,
las corrientes de aire
o el agua que resbala
por el cristal de la ventana
en las tardes de lluvia.

Él le teme a la luz
y a los gritos de los cazadores
cuando sus ásperos ecos
llegan desde fuera
como bocas amenazantes.
Ella tiembla si el cielo
esconde una tormenta
o si ve por un instante
su imagen reflejada
en un espejo amarillento.

Cuando llega la noche
pasean como insomnes
por lo que fue su hogar.
Solo entienden el significado
de la palabra muerte
cuando al cruzarse
atraviesan, sin saberlo,
el cuerpo inmaterial del otro...

1 comentario:

Antonia dijo...

Estremece como estremece pensar en nuestra propia existencia. Genial escrito!