martes, 7 de agosto de 2012

AMANECIENDO




La noche descansando
entre mi cuerpo,
donde se hace sentir
el cerco afectivo
de tu sombra.
Tu pierna izquierda
entre las mías,
la derecha
anunciando el alba.
Sobre el cielo
estrellado se despide
ese bordón de roca
que es la luna.
En mis sueños
hay un ángel de amor
mirando sin pupilas
la blanca flor del alba
como si sólo hubiera
un hombre sobre el mundo
y mi rostro de barro
ansiara ser transformado
entre tus manos.
Y es como si siempre
hubiese estado aquí,
en este silencio
que se hará sonrisa
al despertarnos,
porque contigo al lado
el ritual de los buenos días
es un sueño
cargado de sentido.

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