viernes, 10 de agosto de 2012

ABRO LA PUERTA


Abro la puerta,
el viento pasa y me saluda.
Sabe que los años transcurren
y nos vamos haciendo viejos.
Sabe que quisiera ser paz
pero el mundo que nos azota
lo impide y soy furia,
rozo los límites de la ira
y nunca deja de haber sed
de justicia en mis cutículas.
Abro la puerta
y el viento es una ola
con mil lenguas que me llaman
desde tantos rincones del orbe.
Me vuelvo diana y acepto
el acierto del guijarro,
el abismo de otros sentimientos,
la huella de todos
los que encaminan sus pasos
en pos de la libertad.
Abro la puerta
y el viento se vuelve solidario
para llevarse lejos
el vestigio de los miedos,
me llena de burbujas el alma
y siento pirañas que maldicen
el hambre y la injusticia.
Abro la puerta
y comprendo que el viaje
emprendido hacia el futuro
con el imperativo de cambiar
los horizontes del presente
no tiene vuelta atrás
porque no hay retorno
cuando uno se sube
a ese barco y gime el reto
en la curvatura de la esfera.


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