lunes, 30 de julio de 2012

SUEÑOS


Estoy viendo sucumbir
los sueños de igualdad
en tantos seres humanos
derrotados por las circunstancias...
En la amargura de sus miradas
resuenan las palabras
que entienden al ejecutarse
la sentencia dictada por el sistema:
mi existencia ha sido una estafa.
Son hombres que no han destacado
especialmente en nada,
son como todos:
Nacieron, estudiaron, amaron,
trabajaron sin descanso,
pagaron los impuestos
que le correspondían,
votaron y quizás hasta
confiaron en sus gobernantes.
Pero sus vidas han sido una estafa
y el dolor de comprender
la inexorable pérdida de tiempo
se les hace insoportable.
Siempre miraron desde abajo
a sus pastores políticos
y a los magos de las finanzas
sin darse cuenta que ellos
precisamente programaron su vida,
les adiestraron en la servidumbre
hasta convertirlos en esclavos
devorados por el consumismo.
Cuando cerraron los párpados
de sus ilusiones por última vez,
yo abrí los míos con la convicción
de no convertirme jamás
en un moribundo de esa clase.
Y supe que los sueños amargos,
como las profecías tramposas
o las leyes injustas,
están para no hacerles caso
y conseguir que no se cumplan.


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