martes, 17 de julio de 2012

LLAMAS



La tierra ha inmovilizado
de pavor sus raíces,
una marea roja
originada
en la desidia humana,
sin piedad avanza
frente a nuestros ojos
calcinando
hasta la propia saciedad
del verde entorno.
Nada deja a su paso,
sólo la tierra muerta,
mientras se asfixia la brisa
en columnas humeantes,
llora el alma insular
por los hijos que arden
en la pira irremediable
y se pierden los símbolos
más hermosos de la isla.
Es por eso que lloran
lágrimas negras
los barrancos desvalijados,
porque cuando todo acabe,
la amargura no sabrá
cómo ni cuando
podrán sanar
las llagas que asolan
la epidermis de la isla.

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