Y a quién
desde luego prefiera
sentarse a ver
pasar sus años
con los bolsillos felices
de poseerlo todo
y se asoma al mundo
con un gesto sin frío
para hacer pedazos
las expectativas
con nuevas leyes
que nos retrotraen
en el tiempo
a los cultivos de la ira,
quién no cuente
con la espiga y el mañana,
que se prepare
porque lo que coseche
también puede
cambiar el mundo.
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