Hoy la soledad
estará conmigo,
nadie escuchará
mi voz de mutismo
a nadie le estará
permitido verme.
Aunque me cruce
con cientos de personas
por las calles,
hoy los muros
se han levantado
y las compuertas se cierran:
Sólo a una persona
le está permitido
compartir mi celda.
Es casi como yo,
somos tan parecidos
que probablemente
nos confundirían
si los demás tuvieran
la oportunidad
de comparar.
Pero hay
una gran diferencia,
él puede sonreír
y aunque a veces
me sirve de consuelo
yo jamás lo haría.
El caso es que
en la pasada noche
lo he vivido
saliendo de mis heridas
en un mutismo absoluto
y vagó por la casa
con semblante sombrío
como si nada tuviera
ya que decir,
como si todo estuviese
sobradamente dicho.
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