los signos impregnados
en tu exacta desnudez
de hermosa compañía.
Una mariposa te marca la piel
mientras afuera la tarde
se desviste de amargura
para amar brevemente
la calidez del paisaje.
Mientras te acaricio
se colma la ansiedad oculta
que me venía asaltando
donde terminan mis manos
y empieza realmente
una primavera de trazos
conjurando nuestras pieles.
Me urge llegar a tu boca
donde el terciopelo aplaude
la llegada de mis labios,
la llegada de mis labios,
y al fondo de la embocadura
de la ternura más ansiosa
la intimidad es bendecida
y puede que en este empeño
acontezca lo definitivo.
Me busco en tus ojos,
burbujas de paradisíaca miel
flotando sobre un lago de silencio
que arrastra mis raíces
y deja rastros de luna llena.
¿Qué es el amor sin ti?
Sin sus límites protegidos
por un ala inquieta,
sin esa paz de signos descifrables
que me hacen el amor sin tocarte.
Y resuena tu risa,
mientras el sol se despide
para que la tarde queme sus luces
y se marche en dirección
contraria a la luz:
Yo me quedo contigo
admirando entre asombros
la obra perfecta que he escrito
en la piel de mi amada.
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