jueves, 12 de abril de 2012

RETROCESOS



Ya no quedan espejismos, 
se han disipado las dudas 
y despojadas de las caretas, 
las fuerzas de lo oscuro 
construyen una inmensa cárcel 
que abarque calles y plazas, 
 que aprese dentro la libertad 
entre los miedos cotidianos 
y expulse definitivamente 
un concepto de rebeldía 
que siempre despreciaron. 
Se acabó el derecho 
y la esperanza a vivir con dignidad, 
las leyes se transforman 
para convivir con la injusticia. 
¿Cuántos harán oír su voz 
 contra el regreso del despotismo? 
¿Seguirá la mayoría 
lavándose las manos 
mientras supura la herida
 por el costado de la democracia? 
Tenemos derecho a un ideal, 
 esa aspiración es nuestra 
y estamos obligados moralmente 
a luchar por un mundo y una tierra 
donde la conciencia brille 
con el mismo sol e idénticas estrellas. 
Y a desear espacios para todos 
en un país de puertas abiertas, 
con manos abiertas a la ilusión 
que tracen solidaridad en el empeño, 
y compartan una equivalente 
colectividad para el sueño... 
Y como no podría ser de otra manera,
a exigirla en la calle si es preciso.

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