al resplandor oceánico
que ha de asomarte
en el balcón de los ojos
cuando dirijas tu mirada
de mujer urdida
en un instante de amor
a lo más profundo
de quién te abrace...
Y en consecuencia
sentir
que sean mis manos
las que se emocionen
sintiendo que es real
la belleza de tu existencia
extendiendo su luz
sobre la mía que te adora.
Tendría un valor inigualable
ese relámpago perfecto
de presencias simultáneas
y como ya nada superaría
una emoción de tal calibre,
podría entonces sumirme
tranquilo y recompensado
en ese estado vital
donde ya poco importaría
seguir estando solo
porque al menos una vez
te mantuve conmigo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario