Hoy me apetece escribir
sobre cosas importantes,
como la de aquél pájaro
que con su canto
acompañó mi silencio
ensimismado
y lo llenó de alegría.
Me apetece escribir
sobre la hormiga
que llevando su carga
me recordó la importancia
de cumplir con lo que cueste
si el beneficio
ha de ser para de todos.
Me apetece escribir
sobre las mujeres,
para hacerles llegar
a las que están solas
y las que aún en compañía
sienten la soledad,
que las amaré siempre
como se merecen.
Me apetece escribir
para pedirles disculpas
a los poemas
que jamás podré crear
porque sé que ciertas cosas
estarán eternamente
fuera de mi alcance.
Me apetece escribir
para llenar de gotas
de afectuosa ternura
a los que han conocido
la maldad y el horror
que sólo es capaz de idear
el alma humana.
En realidad me apetece
escribir lo de siempre
porque al fin y al cabo
todo está ya escrito
y además algunas cosas
no cambian nunca,
como el placer que resulta
de redactar versos
contigo de protagonista.
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