miércoles, 25 de abril de 2012

COSAS INANIMADAS



Son esas sencillas cosas
inanimadas  que también mueren,
y aunque no dejen de existir
como lo hacemos los humanos,
la suya es una terrible agonía
de indefinida perseverancia.
Se nos hace difícil imaginarlo,
pero si nuestra cognición
fuese un poco más generosa
y nos permitiera vislumbrar
una concreción mentalizada,
podríamos retroceder
a un estado nano-molecular
para reagrupar nuestros átomos
y convertirnos, por ejemplo,
en una vieja escoba abandonada.
Entonces comprenderíamos
lo que significa estar condenado
a la penumbra de la ingratitud
acompañados de zapatos viejos,
vestidos que ya nadie usará,
muñecas de trapo consumidas
y cartas de amor olvidadas en una caja.
No existen nostalgias ni cementerios
para las cosas inanimadas,
es sólo eso que llamamos trastero.

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