jueves, 8 de marzo de 2012

DERECHOS


Tu libertad es heredera
de tanto sufrimiento
que estremece sólo de pensarlo.
Pero gracias al sacrificio
de tus antecesoras
estás en camino de conseguirlo:
Les llamamos derechos,
y ya va siendo hora
de elaborar el decálogo
que te dignifique.
Porque resulta que tienes derecho
a disfrutar de tu cuerpo
como te venga en gana,
a desplegar tu piel por el mundo
y exponerla al sol de las miradas.
Resulta que nada debes
ni de nada eres culpable,
por lo que deberías sentir orgullo
de tu condición femenina,
sea lo que sea
lo que eso signifique.
Tienes derecho a sonreír con ganas,
a vivir como te apetezca
y disfrutar tu tiempo
si ser un tópico de nada ni de nadie.
Derecho a leer sin preocuparte
de los platos en el fregadero,
a la dignidad de tu propia autonomía,
independientemente de los niños
o la casa sin limpiar,
a no ser esclava, compañera sumisa,
puta o sirvienta
de las derrotas los hombres.
Derecho de mujer, en suma,
a encontrar tu estima
en el espacio que se te antoje
y a pintarle los labios a tu cerebro
cuando te dé la gana.

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