miércoles, 8 de febrero de 2012

EL CONGRESO DEL PSOE



Ha terminado el Congreso Federal del PSOE y he de decir que ha significado una nueva decepción. Nada hubo de sorprendente, ni en las ponencias ni en los candidatos. Para empezar no existió jamás ninguna alternativa política o programática, sino que se trataba de dos grupos que procedían de la misma endogámica oligarquía del partido ofreciendo el lamentable espectáculo de la lucha por el poder en sí mismo, para lo que no han dudado en emplear a fondo las habituales trapacerías con el fin de mantener el dominio de la jerarquía en los próximos años.

Si al final ganó Pérez Rubalcaba fue –excusada la futilidad inconsistente que representaba Carme Chacón- porque prometió a dirigentes autonómicos y provinciales que, con él al mando, la dirección federal los protegería del agudo descontento, a veces iracundo, de sus bases y sus cuadros. Una promesa que, obviamente, no podía cumplir la ex ministra, que aprovechaba esa misma irritación para sumar votos. No, en el Congreso Federal del Partido Socialista no se produjo el gran debate que algunos esperaban y que hubiese podido dar lugar a una renovación programática y organizativa del partido, que lo pusiera en vanguardia del ideal democrático. Por no haber, ni siquiera se llegó a plantear en las ponencias la cuestión de la Reforma Electoral.

En cuanto a sorpresas si ha habido una que produce pasmo: la actitud de los delegados. Porque resultó verdaderamente asombroso verlos de pie, aplaudiendo durante cinco minutos interminables a José Luis Rodríguez Zapatero, quien tuvo la infinita desvergüenza de argumentar que se perdieron las elecciones generales porque se vio abocado a impedir, a cualquier precio, la intervención de España por la Unión Europea. Según esta lógica insensata, si la Unión Europea hubiera intervenido la economía española en el año 2010, los socialistas habrían conseguido ganar las elecciones pero, claro, menuda irresponsabilidad sería haber llevado al país a semejante Vía Crucis... Así que hubo que hacer lo que hubo que hacer y lo mismo dan los cinco millones de parados y la pérdida de derechos laborales que a cambio sólo ha producido más precariedad y ha dejado a los trabajadores con el trasero al aire... Un razonamiento este que dio lugar a toda clase de ditirambos, aplausos, agradecimientos, citas y recuerdos emocionados, todo ello con destino al secretario general que ha llevado al PSOE a sus más letales derrotas electorales, a la nadería más atroz y capciosa, y que ha desertizado hasta tal punto los recursos políticos e intelectuales del partido que para sucederle solo pudieron presentarse dos de sus ministros.

Es tal la debacle, que en las encuestas de CIS y después de que el gobierno del Partido Popular haya entrado a saco a desmontar lo poco que nos quedaba del Estado de Bienestar sin importarle para ello incumplir sus promesas electorales... Con toda lo que nos está cayendo encima en poco más de un mes de gobierno y lo que sabemos que vendrá... Resulta que sólo pierde dos puntos con respecto a los resultados de las elecciones. Si en una situación tan agónica y extrema como esta los militantes del PSOE son incapaces de exigir responsabilidades, recuperar su propia voz e imponer los cambios con los que se juegan la vida como proyecto político, ¿cuándo se darán cuenta de la necesidad vital que tienen de hacerlo? El problema es que mientras tanto, este país se va a la mierda y parece que a nadie le importe un pimiento...

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