jueves, 26 de enero de 2012

SIETE



Siete puertas abiertas
a horizontes de océano
y que asumen el mundo
como única frontera factible
para encontrar a sus hijos.
Siete pequeños espacios
con personalidad propia
enmarcados por un mar
que los ata y los libera,
condicionados también
en el corolario telúrico
de los malpaíses,
las dunas, los barrancos,
las laderas colmadas de pinos,
las playas y sus sensualidades.
Siete tonos de silencios
para escuchar con atención
esa conciencia de la tierra
que aporta sustancia a la raíz
y constituye para siempre
una identidad ineludible.
Siete son los lugares
desde donde acontece
la labor de esta escritura,
nacida entre lenguas de mar
empapando las arenas,
con el sonido de las gaviotas
ahondando en el azul
que unifica mar y cielo,
recreadas desde un tempo,
una atmósfera y un espacio
capaces de alojar la infinita
rueda de las significaciones.
Siete puntos equidistantes
que fueron la plataforma
donde se han desarrollado
el resto de las conciencias
donde se identifica
el sentir de lo que escribo:
La tierra, la razón, la mujer
la solidaridad, el sentimiento,
y la propia percepción
para obrar en consecuencia
en las palabras y la vida.

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