La memoria es un instrumento
demasiado precario y engañoso,
de manera que las situaciones
que ante ella han circulado
siempre débilmente prendidos
al vértigo de los instantes,
son como esas pompas de jabón
a las que a pesar de su belleza
y la perfección de sus formas,
resulta inevitable
que nada más rozarlas
se desvanezcan en el aire
y desaparezcan de la existencia
sin dejar un rastro singular
que pueda pregonar
su antiguo esplendor aniquilado.
Incluso hay experiencias
que cuando ocurren las catalogamos
como decisivas en nuestra existencia
y con la lejanía o la ausencia
se diluyen cuando queremos recrearlas
o directamente nos mienten
para dar una versión casi siempre
mejorada de lo que fueron.
Los recuerdos están recreados
con un cúmulo de engaños piadosos
que nos persuaden de que fuimos
más felices de lo que en realidad
jamás podremos ser en la vida...
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