martes, 1 de noviembre de 2011

REGALO



En cuanto la pruebo
hasta lo más inverosímil
-incluyéndome a mí
si se me permite
emplear tal calificativo
para irnos entendiendo-
cobra un preciso sentido.
En cuanto mis manos
se posan sobre su piel,
me recorre la espina dorsal
un mensaje de festejo
que se extiende al instante
hasta el último recoveco.
En cuanto su vientre
agita pasiones, creo
en la existencia del paraíso,
entiendo el sentido de la vida,
y quisiera entrar en toda ella
para que volvieran a parirme.
En cuanto a lo demás,
en realidad para eso
se aman dos cuerpos:
Para vencer a la muerte
y renacer tras cada explosión
de placer compartido,
para gemir, rugir, llorar,
abrir las manos y arañar
la carne del otro…
En cuanto a escribirlo
sospecho que lo hago
porque tras semejante regalo
merece al menos
la inmortalidad de un poema.

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