miércoles, 19 de octubre de 2011

CAMINANTE ISLEÑO


Con la isla en el alma,
maniatado pasionalmente
a su transparencia
entre vientos de océano
que llegan tierra adentro
y con el sol en la frontera
que hace entrecerrar los ojos,
adoro los senderos
perdidos por su geografía
de impresiones lávicas.
Saciado el espíritu
con la raíz de la tierra,
un bastón de caminante
y botas de todas las leguas,
voy dejando huellas de paso
como un peregrino,
que se pierde en el horizonte
envuelto por el polvo
de indisolubles veredas
acompañado de amigos
que serán ya para siempre.
Y me dejo llevar por un caudal
fecundo de latidos,
de experiencias impagables
viendo a mi gente,
encontrándome con ellos
en sus quehaceres
y sus saludos cordiales,
en su querencia,
con la tierra en los ojos
y el cuerpo hecho de isla.
El trajinar por los caminos
me ha traído un pleno
de historias y paisajes
que forman parte
del bagaje real de lo soy,
pero al mismo tiempo sé
que los que me acompañan
y a los que estoy unido
por el amor a esta tierra
seguiremos teniendo
un hambre insaciable
por recorrer esta abrupta
y hermosa geografía,
para amarla y poseerla
hasta el fin de nuestros días.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo que a todos los que nos gusta patear por los senderos de la isla y disfrutar de los rincones isleños pensamos, pero que nos cuesta expresar con palabras. Muy bonito.
Laura.G.C.

Pacogor dijo...

Gracias, Laura... Para ti también está dedicado.