domingo, 19 de junio de 2011

RELIGIÓN



Los dos se miran con recelo
desde la distancia, en ese punto
donde no es demasiado cerca
ni inmoderadamente lejos.
Sus inefabilidades religiosas,
los convencimientos discordantes,
la fe militante que les sostiene
y sus mensajes tan similares
al tiempo que contrapuestos
les hacen mirarse con recelo,
como en espejo de agua,
haciendo realidad sus fantasmas.
Ambos se dicen testigos
de un Dios único e indivisible
que les marcó como propagadores
de la fe auténtica, sus mesías,
elegidos como hijos predilectos.
Ambos se observan recelosos
desde una atalaya excluyente,
y llegado el caso
si lo considerasen necesario,
ninguno dudaría un segundo
en matar al otro para salvarlo.

1 comentario:

Montserrat dijo...

Fiel...