lunes, 23 de mayo de 2011

MÁS ALLÁ DE UNAS SIMPLES ELECCIONES



Qué más da que haya esperado a que pasaran las elecciones del 22 de Mayo para plantear estas reflexiones. En realidad era lo menos importante de lo que ha sucedido durante esta campaña electoral que se les ha ido de las manos a los que presentaban candidaturas porque el protagonismo lo han asumido otros. Lo que hoy se debate en la piel de esta España tan maltratada por la crisis va mucho más allá de quién va a gobernar las diferentes instituciones en los próximos años. La reflexión sobre lo que nos sucede implica remover los cimientos más profundos del sistema, y para algo tan ambicioso las fechas no existen: Sólo el compromiso de no cejar hasta que se consiga.

La gente prefiere simplificar su vida, optando por colores. De ello se han aprovechado bien los grandes partidos políticos, para lo que todo es blanco o negro cuando nos hablan del ‘voto ‘útil’. Y caemos en la trampa porque desde pequeños nos hacen del Madrid o del Barça, de carne o pescado, de perros o gatos, de este bando o del otro. Y por desgracia, también del PP o del PSOE porque son los únicos que pueden gobernar. La cuestión es que cuando uno se hace simpatizante de un partido político se produce una situación muy curiosa: Se empieza a coger tirria a los del bando contrario, se empiezan a jalear las victorias del propio. Como en el fútbol. Y al igual que unos ven aquí penalti y otros no, todo lo bueno de los tuyos se multiplica y lo de los otros se minimiza. El juicio se nos nubla y nos repetimos a nosotros mismos los mensajes moralizantes de los nuestros una y otra vez. Acudes a los medios de comunicación que refuerzan tus ideas, y llamas sectarios al resto. Y sin darte cuenta has entrado en el bucle sin fin de la oveja votante, eres la mercancía perfecta con la que los partidos políticos trafican durante un par de semanas al año. Podrán ponerse guapos, podrán halagarte los oídos, pero no te engañes... En cuanto obtengan de ti lo que quieren, dejarás de interesarles...

Eso es lo que ha estado sucediendo a nuestro alrededor. Lo hemos permitido mientras el país ha ido perdiendo paulatinamente el auténtico sentido de la democracia. Puede parecer mentira, sobre todo si se tienen menos de veinte años, pero seguimos pagando muy caro el espíritu forjado durante la guerra civil y la maldición de la dictadura franquista. Por ello muchos hemos crecido en núcleos donde el sentimiento enquistado hacia un bando u otro era permanente. Es difícil romper esa tendencia, y así hoy en día nos encontramos con noticias como que un tipo que es un mentiroso reconocido y presuntamente un corrupto, ha ampliado su mayoría en Valencia. No hay explicación racional ni sensata a eso. Es cierto que Zapatero ha gobernado desastrosamente, hundiendo a España aún más de lo que las circunstancias han marcado. El PSOE tiene que desaparecer del gobierno, pero ¿es acaso el PP la respuesta? Desde luego que no.

Mariano Rajoy es un aspirante a Presidente de Gobierno que se ha limitado durante los últimos años a impulsar una única ley, que es la del mínimo esfuerzo. Sabedor del tremendo batacazo electoral que aguarda al PSOE en las urnas se ha limitado a aguardar, como un buitre, planeando sobre el cadáver de Zapatero. Esperando su turno para refocilarse con la carne del enemigo. Pero lo que el señor Rajoy ignora deliberadamente es que el cadáver que no ha contribuido a salvar es el de España. Cada ley sensata a la que se ha opuesto, cada idea que podría haber paliado el desastre que se ha negado a apoyar, cada mentira descarada en sus mensajes, ha puesto un clavo en el ataúd de ZP y diez en el de nuestros ciudadanos. No, Rajoy no se merece gobernar. El único asiento que merece es el de estar en el banquillo de los acusados, por encubridor de la corrupción.

Es posible que algunos no hayan entendido bien el significado de lo que centenares de miles de personas están reclamando en el conocido como movimiento 15M o Democracia Real Ya. Es posible, porque los medios de comunicación han informado tarde y mal de lo que sienten y quieren esos jóvenes. Algunos periodistas, mentirosos y manipuladores como Cesar Vidal, incluso se han atrevido a afirmar que eran terroristas con conexiones con ETA y la kale borroka. Hasta este punto de cinismo, desvergüenza y zafiedad se avienen algunos cuando sus amos tiran de la correa.

Puede que hayas vivido dentro de la burbuja de desinformación que han creado para nosotros, pero si te paras a reflexionar un momento verás que las cosas no están igual que hace diez años. Si te informas sabrás de la existencia de nueve millones de pobres. Verás que a estas últimas elecciones se han presentado 123 candidatos imputados por corrupción. Verás que los políticos y los medios de comunicación han convertido el diálogo público en un spot televisivo constante, negándose a aceptar preguntas en las ruedas de prensa. Verás que el PP y el PSOE están secuestrados por espurios intereses económicos. Verás que donde tú has de currar durante cuarenta años para conseguir una jubilación miserable (y si tienes suerte, tal y como están las cosas), los políticos lo hacen después de tan sólo once. Verás cinco millones de parados. Hemos llegado a un punto donde lo que se estableció en 1978 tiene que ser revisado urgentemente. Ha de reformarse a la mayor brevedad la ley de partidos y responsabilizar de la crisis a aquellos que la causaron. Y sólo hay una persona que puede conseguirlo: Tú.

Volvamos a la expresión del ‘Voto útil’. La intención de los que utilizan este término como argumento es la hacernos creer que votar a un partido minoritario es tirar el valor de nuestro voto a la basura. Pero no es cierto, porque ese voto también cuenta. Estadísticamente y sobre todo para nuestra conciencia. Y nuestros intereses, nuestra forma de entender la vida puede ir mucho más allá de cómo la analizan en Génova o en Ferraz. Por eso están tan afectados ante lo que está sucediendo aunque intenten demostrar lo contrario. Es una manifestación espontánea del sentir popular tan prístina y sencilla que les ha echado abajo todos los esquemas...

La gente quiere recuperar lo que es suyo. La calle, la voz, las instituciones públicas. Quiere que se le escuche, y que se le ofrezcan propuestas, no eslóganes. Esfuerzo, no palabrería. Pluralidad, no bipartidismo. Compromiso con la sociedad, no con las multinacionales. Así que hemos de seguir reflexionando sobre las alternativas. Piensa en cada una de las veces en las que has sentido que las cosas deberían ser de otro modo. Ojalá este domingo haya servido para enviar un mensaje claro desde las urnas a los que nos gobiernan, pero lo dudo. Qué más da si tenemos todo el tiempo por delante y una oportunidad única para seguir diciéndoles a las claras que así no, que se ha acabado el entrar como borregos por el aro de sus intereses. Más allá de lo que hayas votado, no te quedes en casa. Es la hora de reconocernos en la calle, de saber que somos muchos y no estamos solos. Porque con ello nos demostramos el valor de la solidaridad y que podemos ser la fuerza de una revolución imparable que nos lleve hacia el futuro.

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