jueves, 19 de mayo de 2011

EN PALESTINA



Balas que surcan las colinas
y atraviesan de parte a parte los caminos,
que dejan huella en los muros
y franquean las puertas y ventanas.
Balas que van dirigidas
a los corazones y las vísceras,
que silban por encima de las rocas,
y a través de los desfiladeros,
entonando su terrible canción de muerte.
Balas que esparcen por la tierra
su mensaje de dolor
y dibujan adornos de sangre en las paredes.
Balas cargadas de arbitrariedad
que siguen surcando los aires
tras 63 años de exilio palestino.
Balas que dejan una cosecha,
de gritos, lágrimas e impotencia
en los moradores del ostracismo
mientras la sangre se derrama
sobre la tierra ya roja de otras sangres.
Balas que en la impunidad
labran ansias de venganza
en almas que no tienen otra perspectiva
que volverse de acero
mientras sus manos arrojan piedras.
Balas que atraviesan las fronteras
cada vez que la paz se nombra
y nos hablan de un mensaje claro
de los asesinos a sus víctimas.


1 comentario:

Montserrat dijo...

Si, demasiadas balas en el aire...