lunes, 28 de marzo de 2011

CASTAS



Tienen la debilidad
de sentirse poderosos,
pierden escrúpulos
acumulando cuanto al resto
les urge para sobrevivir.
Se creen muy listos,
y aunque tal vez lo sean,
nunca serán inteligentes.
Interpretan un papel
para el que no están preparados:
ministros, gobernadores,
decanos, presidentes,
inspectores, diputados,
almirantes, defensores
de la sota, del caballo o del rey…
Aunque hay muchos más:
tantos como idiotas dispuestos
a malgastar su alma
en el onanismo perpetuo
de considerarse valiosos.
Agitan el pan y la esperanza
como si fueran dados
sobre una mesa de casino,
los lanzan al aire, sonríen
y se felicitan por el resultado.
En el fondo dan lástima
al perderse lo trascendente:
envejecerán como el mendigo,
sufrirán la enfermedad
como el peor de los parias,
morirán como cualquiera…
Pero lo harán cegados
por lo importantes
que se creyeron un día
sin saber que sólo era niebla:
La misma que se desvanece
cada vez que sale el sol.

1 comentario:

Montserrat. dijo...

Auténtico. Felicidades por tu escrito!