jueves, 13 de enero de 2011

ESCRIBIR POESÍA



Mi concepto del arte tiene bastante que ver con el callejón sin salida en el que suele encontrarse el mundo, que actúa como una especie de atracción fatal sobre el artista, porque resulta absurdo separar su interior de lo que le rodea. Pero ¿quién puede abarcarlo todo? ‘Las palabras me fallan’, suelen decir los poetas. Todo poema es un acto de desesperación o, si lo prefieren, una frustración para el que lo escribe. Y es que a la fría luz de la razón, escribir poesía es una acción irracional e imposible de llevar a la práctica. No existen los poemas, sólo son fragmentos inconexos de la vida que el poeta refleja en el cristal en que mira. Uno se sienta ante el papel en blanco con la necesidad de decir muchas cosas en un espacio limitado. El mundo es enorme, el poeta está solo y el poema no es más que un fragmento de lengua, una pluma que rasga el silencio en la soledad del autor.

Puede darse el caso de que el poeta quiera hablar de su vida. Pero el resultado no será más que un puñado de imágenes de un fugaz momento de felicidad o lucidez extremas. El anhelo secreto de la poesía es detener el tiempo. El poeta desea rescatar un rostro, un estado de ánimo, una nube en el cielo, una rama en la brisa y tomar una especie de fotografía mental de ese momento en que el lector se reconoce a sí mismo. Los poemas son instantáneas, a veces borrosas, de otras personas en las que nos reconocemos al leer.

Por otra parte, se escribe para contar la verdad desde el punto de vista del que escribe. Pero de esta necesidad surgen dos interrogantes: El primero es si la verdad existe, el segundo cómo debe contarse. La verdad importa. Pero acertar quizás importa todavía más. El consejo del realista sería: abre los ojos y mira. Los defensores de la imaginación aconsejan: cierra los ojos para ver mejor. Hay una verdad que se percibe con los ojos abiertos y otra a la que se accede cuando están cerrados, y a veces estas dos verdades no se reconocen cuando se cruzan.

Pero como ya hemos dicho, el poeta es él y el mundo. Por lo tanto ha de plantearse expresar algo sobre los tiempos en los que vive. Toda época tiene sus injusticias y sus sufrimientos, y la nuestra no es ni mucho menos una excepción. Hay que enfrentarse a la maldad humana, y todos los días encontramos nuevos ejemplos sobre los que reflexionar. Se puede pensar en ello lo que se quiera, pero comprenderlo ya es otra historia. Vivimos en una época en que hay cientos de formas de explicar el mundo. Se puede creer en cualquier cosa, en todas las religiones y en todas las variedades filosóficas o del cientificismo. Quizá la tarea de la poesía sea rescatar los vestigios de autenticidad que todavía se pueden encontrar en las ruinas de los sistemas religiosos, filosóficos y políticos.

Por otra parte, si escribes es también con la ilusión de hacerlo bien, uno querría escribir un poema tan bien acabado que hiciera honor a la tradición representada por los Maestros que le han precedido, al mismo tiempo que alberga el secreto anhelo de encontrar un espacio vital propio y encandilar al posible lector con deslumbrantes giros en el lenguaje, arrebatos de imaginación y versos desgarradores. Lo que en realidad ocurre es que la mayor parte del tiempo uno no tiene ni idea de lo que está haciendo. Las palabras hacen el amor en la página como moscas en el calor del verano, el poema cobra pronto vida propia y le deberá tanto a la casualidad como a la intención previa del que lo escribe. Probablemente incluso más... Por eso el auténtico poeta se desmitifica a sí mismo y está condenado a una dolorosa frustración cada vez que relea lo que ha escrito.

3 comentarios:

Antoniatenea dijo...

Me gusta la idea de que al escribir se puede abrir o cerrar los ojos a la realidad..en todo caso a veces la sensación del que lo lee es que casi siempre cerrais los ojos en las poesías y los abrís en la prosa ..aunque creo que la creación original puede estar en ambas cosas.
Me parece un análisis magnífico de la acción de escribir..y la imagen de las moscas en verano...genial!

Pacogor dijo...

En realidad, a veces uno tampoco sabe muy bien si está escribiendo poesía en prosa o al revés. Le seguridad queda para el que lee, el que escribe seguro de lo que escribe, suele estar muy pagado de si mismo...

MARTHA dijo...

Leído con detenimiento,razonado ,si el poeta se calla q sera de la prosa sin salida?... aquí y por mi lo digo es lo q genera en el lector lo q se escribe,porque en el solo escribir esta la recompensa....don maravillo los asiste....don de dones aunque de sensible duela.

Excelente.