sábado, 18 de diciembre de 2010

RAREZAS


Hay soledades de mundo
y soledades de uno mismo,
es un lenguaje silencioso
que se vuelve exigencia
tras el lazo de seda
de nuestro propio egoísmo.

La soledad también está sola,
cuando no estamos en ella,
por eso nos necesita tanto.
Es como un pozo profundo,
repleto de recuerdos y sueños,
pero vacío de sentimientos.

Para todo hay conceptos,
siempre se encuentran palabras
que expresen lo inexplicable...
Y la telaraña se perfecciona
con el lento pasar de los años
hasta que un día ocurre algo
en el capítulo de los imprevistos...

Y aunque la fuerza de la costumbre
o el propio temor a los cambios
hagan lo imposible por sujetarnos,
finalmente logramos
hacerles un corte de mangas
y saltamos de nosotros mismos.

Ese día nos rendimos
y el amor nos sorprende
con la magia de su victoria.

1 comentario:

Antoniatenea dijo...

Y que bonito es entonces abandonar la amante de antes: Soledad, que viva sin nosotrs..ya le toca!!!!
Preciosos!!!