miércoles, 22 de diciembre de 2010

LOTOS



Escucha mi alma,
que expira su aliento en forma de mantra.
Deja que la oscuridad
de nuestra pena y nuestro dolor
se llene con la luz serena de una llama
que enciendo en medio
de esta contemplación acompañada...

Dicha, paciencia, ensueño, derroche...
Que todas ellas nos inunden
en una ceremonia íntima,
y que el ruido de las armas
y los gritos de desesperación
que afuera nos acechan se acallen...

Hagamos que sólo reine el sonido
de nuestra respiración acompasada.

Por eso, olvidémoslo todo,
abrázame, hagamos el amor
para que tu amor y el mío juntos
sirvan de ofrenda
y que el miedo huya despavorido
a causa de esa estrella
que guíe nuestro pequeño mundo
hacia la libertad tan ansiada.

Es tan simple como dejarse ir
para que se expanda y pueda contagiar al aire,
quizás así que el que afuera dispara
sienta su compasión
y el que afuera sufre se llene de su dicha.

Simplemente amémonos
unas pocas noches
y unos cuantos días
sin planes ni condiciones, sin presión,
sin pensar para qué,
sólo porque lo necesitemos
para que podamos renacer de nuevo...

Y para que los que habitan afuera
detengan su odio;
que todos, víctimas y opresores,
se deleiten juntos contemplando
la pureza de este loto
que haremos nacer en nuestro jardín.

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