miércoles, 29 de diciembre de 2010

BENDICIONES


Bendito tu cuerpo tibio,
cuando entre en mi cama.
Benditas tus piernas desnudas
cuando se enreden con las mías.
Bendito tu cabello
cuando dibuje arabescos en mi cuello,
benditas las camas
que hayamos de desatar cada noche.
Benditos el hambre de besos,
y la sed de caricias
que provocarás en mis apetitos.
Bendito el despertar
sobre el aleteo de tus pestañas,
en el sin fin de tu sonrisa.
Y bendito ese deseo de perpetuar
auroras en tus senos desnudos,
y dibujar atardeceres en tu vientre...
Bendita esa risa
que alegra mis sonidos,
bendito el ansia de tejer
el contorno de tu figura
con mis labios y mi lengua,
el retozar a la vera de tu aliento,
y navegar en la piel de tus caderas
mientras estas se agitan
trazando océanos de pasiones.
Bendito estar clavado en tu mirada,
y descubrir que la existencia
tiene algo divino en lo humano,
algo trascendente en lo pagano.