viernes, 19 de noviembre de 2010

SÓLO UN GRAMO

No se trata de retos,
es otra cosa de tan bella.
Extraña, sí, pero hermosa
hasta límites insospechados.
Se trata de revivir el instinto
de convivir por los pasillos
de una vida compartida
con la realidad de una mujer
que hace estallar
ríos de armonía por la casa...
Hablo del sabor de una tarea
sabrosamente íntima
de condiciones en espiral.
No se trata de desafíos,
salvo los relacionados
con ternuras en el corazón,
o de sudores para la piel.
Es un encuadre de días
en el calendario de la maravilla,
de volteretas de ansia
y hambre en los colmillos.
Hambre que sigue, aumenta,
no parece tener fin
porque contigo me tienta
la incitación del acróbata
y siento rumores en las venas.
Es como si el cerebro estallara
en algún malabarismo,
y se me escape poco a poco
el anhelo sutil de la fiera viva.
Lo he visto hoy
al mirarme al espejo,
vibra cuando cierro los ojos
y creo vislumbrar
en el fondo de los tuyos
un gramo infinito de lo mismo.
Te pido sólo un gramo de locura
y con eso bastará
para saciar la avidez
de la mayor de mis ilusiones.

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