jueves, 18 de noviembre de 2010

POR LA MEMORIA

Llegué a vivir los despojos
que dejó en este país
el régimen de la sinrazón
por eso no me hacen falta los libros
para conocer sus secuelas:
Las he visto y aún siento
el desgarro y la ira
que una vez me provocaron.
Ahora definen aquél tiempo
como vetustas historias
cuando a relucir salen,
pero hay hechos que no caducan,
están vivos como vicios
en placas con nombres repugnantes,
y la mentira social
será una vergüenza permanente
hasta que no aparezcan
los huesos que yacen
en las fosas diseminadas
por la vera de los caminos.
Mientras que saldar esa deuda
dependa de las encuestas
y no de la decencia de un país
estaremos viviendo
en la ignominia del cómplice.
No puedo soportar esta España,
que se regodea en su hoy,
despreciando a los espectros
que asoman tras las grietas,
y ha decidido olvidarlos
sin saber que lleva impregnada
en sus ojos de madrastra
la infamia de la injusticia
con los que la quisieron tanto
que dieron por ella la vida
y fueron ejemplo para el mundo:
No hay futuro sin memoria,
no hay mañana
lejos de las cualidades
que hagan digno un nombre.


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