La basura está de moda,
hasta tal punto
que en la actualidad
puedes comer en restaurantes
donde la sirven
a precios económicos.
Si te acompaña la suerte
y consigues un trabajo,
te harán firmar
un contrato basura
y serás bienvenido
al proceloso mundo
de la precariedad laboral.
Luego, cuando quieras
llenar tus horas de ocio
podrás hacerlo
con los programas basura
que arroja el televisor
a tus contaminados sesos
con atractiva sutileza.
También apesta la política,
reconvertida en vertedero
donde las ideologías
acaban corrompidas
por el poder del dinero,
el ansia de poder
y la necesidad de conservarlo
a toda costa.
La sociedad es inmundicia,
se alimenta de ella
y convierte a sus miembros
en contenedores
de detritus y vísceras,
por eso hasta las ideas
y los sentimientos
pueden acabar
convertidos en desechos.
Nada habrá nuevo
bajo el sol
si no somos capaces
de reciclarnos
de una vez y para siempre.
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