miércoles, 27 de octubre de 2010

MODELOS DE CIUDADANO

Tienes que ser un ciudadano modelo
perfectamente capaz
de manejarte en los resortes del poder,
saber de yoga, de instituciones políticas,
derechos neoliberales, prosas famosas,
programas de televisión que dañan
una mínima sensibilidad que se precie,
empezar una dieta cualquier lunes,
ir al gimnasio para cultivar tu cuerpo
y no importarte tanto hacerlo con tu mente.

Tienes que ignorar las injusticias,
lavarte las manos de vez en cuando
y saber cómo ensuciar tu conciencia
sin que te afecte demasiado,
hacerte sabio dos veces por semana
en cursos de superación personal,
estar convencido de que el trabajo dignifica
para que los salarios no importen tanto,
desvariar ideas y ponerle
un aire intelectual al asunto,
masturbándole la mirada a la tristeza.

Tienes que dirigir un periódico
que machaque sin piedad alguna
las retrógradas ideas de la izquierda,
pasear al perro por el parque,
comer mierda en restaurantes de lujo
y desvariar en las tertulias de la radio,
encender un habano mostrando dignidad,
beber güisquis caros,
utilizar con despreocupación la VISA Oro,
abastecerte de las mejores drogas de diseño
y mostrar un aristocrático desdén
con los que pierden el tiempo
con batallitas de la memoria histórica.

Tienes que derretir la sangre,
invertir en lujos, jugar con fuego,
estar pendiente de los vaivenes de la bolsa,
pagar los peajes que llevan al infierno,
envenenar el mundo, hacernos tragar
con tus ruedas de molino,
crucificar a tanta gente que pierdes la cuenta
y aprender a dormir tranquilo
tras los muros de la mansión
donde gozas de tu sórdida existencia.

Y tú y yo, amigo mío,
tenemos que tragar con lo que nos echen
madrugar, hacer la cama, desayunar deprisa
para ir a trabajar a cambio
de sueldos cada vez más bajos
y derechos laborales arrojados a la basura,
estando agradecidos al sistema
por no engrosar aún las colas del paro
y recordar que la solidaridad no ha muerto
para combatir la maldita indiferencia
que se respira por las calles.

Tenemos que hacer equilibrios con la compra
soportar los domingos en familia,
llevarnos un susto cada vez que miramos
el saldo de la cuenta corriente,
tirar de la tarjeta para llegar a fin de mes,
soportar que la ciudad sea un atasco permanente,
acudir de vez en cuando al cine o al teatro
y aspirar para los hijos estudios universitarios
que nadie sabe si servirán para algo.

Tenemos, en todo caso,
que ser sinceros con nosotros mismos,
impedir que nos espanten los años
y no sucumbir ante los agravios del día a día,
pagar las cuentas, pregonar ante el silencio,
escuchar música, leer poesía,
aprisionar los miedos y las veladas amenazas,
pagar los gastos de nuestro entierro
y esperanzarnos diciéndole al espejo
que alguna vez vendrán nuevos rostros
y algún amanecer distinto al que siempre toca.

1 comentario:

Antoniatenea dijo...

Es un mundo muy imperfecto...muy duro..muy injusto..."muy desastre"...Qué poquito podemos hacer para que mejore algo. Quizá sólo ser responsable con lo que hacemos cada día..que es muchísimo si cada uno hiciera ese poquito.


Pero, y aunque suene a excusa: nosotros no pedimos venir..¡se nos colocó aquí!