domingo, 10 de octubre de 2010

DESEO


Te deseo en cada uno
de los extremadamente
largos segundos
en que el tiempo de mi vida
se expande sin tenerte.
Mi espacio se ahoga
porque quiero perderme
en los laberintos de tu cuerpo
y reconocerme
en tu propia naturaleza,
entre lo más íntimo
que de mujer tienes,
allí desde donde brotan
frutos irrenunciables
y llamadas al amor.
De ahí su turgente poder,
su llamada ardiente,
la actividad subversiva
que palpa sin descanso
en la realidad intrínseca
donde me consumo.
Resulta imposible imaginar
la conmoción vital
que a veces amenaza
con desbordarme los cauces
de la sensatez
gritando su derecho a ser,
a habitar entre nosotros:
El hecho decisivo
es que te has apoderado
de mi alma
y has abierto las puertas
de la consciencia
haciendo brotar los ecos
de una pasión tan única,
intensa y profunda
que restalla muy próxima
a la misma fuente
de mi propia identidad.


1 comentario:

Anónimo dijo...

SENCILLAMENTE, PRECIOSO.