viernes, 24 de septiembre de 2010

PLAYAS DEL COTILLO


Porque en estos días
he vivido un ensueño
de arenas amarillas
y mar azul turquesa,
en la gloria de un paisaje
que destierra las paredes
tantas veces repetidas,
para acercarnos
una tubular escala
de penetrantes litorales,
y cirrus dormidos
que calan muy hondo...
Ahora llega el desconcierto,
porque ha nacido
el sentimiento de un exilio
de partículas doradas
y sonoras voces costeras
que insistentemente llaman
para que regrese...
Saben que yo quiero
volver para quedarme
y formar parte
de ese silencio catártico,
en un punto geográfico
que es ventura concreta
para el océano que la baña
y el que sepa aprovecharlo.
Otros días vendrán
y he de volver a la luz
disgregada por las dunas
de los siglos de los siglos,
incluso podría ofrecerte
participar de ese rincón
donde silencio
arena, mar y basalto
bendicen una costa
que mucho tiene que ver
con la idea del Edén
que antes sólo moraba
en el ámbito de los sueños,
y que ahora que es real
sólo falta compartirlo.
Voy, ven, vamos,
que la vida se hace paz
en las playas del Cotillo
y el amor allí es un entorno
de belleza imperecedera.


1 comentario:

Antoniatenea dijo...

Entendemos.Es un volver al origen, volver al mar y necesitar las imprescindibles cosas para sentirse en paz con uno mismo, esas arenas claras, ese turquesa, que es la MADRE, esos cirros que son adorno en el otro azul...
Imagino que ese edén que tan bien describes es paraíso atávico y para ti fuente de creación infinita además de tu escenario mas querido.