lunes, 30 de agosto de 2010

¿SENTIDO DE LA JUSTICIA?


En demasiadas ocasiones pensamos en Occidente que lo que sirve para nosotros ha de servir para los demás. Así se nos olvida, o queremos obviar, que no es posible exportar lo que entendemos por democracia como si fuera un producto de consumo a países que son alérgicos a nuestras costumbres occidentales, que por otro lado no tienen la exclusividad de la Verdad, escrita con mayúsculas.

Algunos individuos tienden a pensar que su visión de la realidad es la norma, la horma del zapato que debe ser seguida por todos. Lo mismo ocurre con las religiones, las doctrinas y los sistemas políticos y económicos, que tienden a entenderse como la receta universal para todos los pueblos del planeta, la verdad absoluta, la única e indiscutible posibilidad de orden y justicia que arbitre y modere el mundo en una visión mal entendida de la llamada globalización, que ignora deliberadamente lo que funcionó mejor a los otros en otros tiempos, antes que la injerencia colonialista lo trastornara todo.

O lo que es más grave si ello fuera posible, no teniendo en cuenta las responsabilidades propias. El desconocimiento de la historia o su manipulación no llevan más que a profundizar en el error y agrandar diferencias que para las personas de ambos lados podrían ser asumidas pacíficamente y con respeto mutuos. La injerencia, la falta de respeto, el desconocimiento y el intento de imposición son el caldo de cultivo del que se alimentan la mayoría de los males que nos acosan: los extremismos, la alineación, el ardor guerrero y el caos donde unos pocos medran para enriquecerse sin ningún tipo de escrúpulos.

Afganistán es ahora mismo un gran parque temático del caos, convertido en un país inmerso en la miseria absoluta, con gente que resiste una tragedia insoportable, un lugar donde la esperanza de vida no sobrepasa los 42 años, donde ser alguien es tener un Kalashnikov y sobrevivir a la adicción a la heroína, un lugar donde las mujeres son seres de segunda o tercera porque vale más una cabra, un lugar donde morir por la Jihad significa el acceso al paraíso.

Hoy Irak es un país masivamente destruido y la cancha de juego de enfrentados intereses que disputan un macabro encuentro. El marcador de muertos se actualiza semana tras semana. No pasa desapercibido que todos los equipos que disputan esa incansable liga estaban vetados hace años. Ahora el premio, la copa, será un nuevo estado teocrático, un nuevo enemigo que justifique la existencia de una noción de justicia internacional comandada por los países más poderosos del planeta y que nada tiene en común con un sentido estricto de la Ley.

Y mientras Obama da por finalizada la guerra de Iraq en un país que no para de desangrarse, en Afganistán mueren españoles combatiendo en una guerra disfrazada de misión de paz. Vamos sin que nadie nos llame después de que nuestros propios servicios secretos se hayan ensuciado hasta la médula interviniendo sobre el terreno mientras miramos hacia otro lado. Llegamos cargados con armas y supuestas buenas intenciones... Y regresamos dejando los cementerios llenos, el odio por todo lo alto y las cosas peor de lo que estaban. Eso sí: Los titulares de algunas cuentas corrientes se frotan las manos satisfechos de nuestro amor por la libertad de la que disfrutan sus bolsillos, esa que utilizan para manipular cualquier cosa y desbordarse en una riada de negocios inmundos a los que nadie parece querer poner fin. Ese es el auténtico conflicto, la madre de todos los enfrentamientos y la muerte de cualquier solución válida para este mundo.





1 comentario:

Anónimo dijo...

”Las campanas que doblan hoy por los que mueren de hambre cada día, doblarán mañana por la humanidad entera si no quiso, no supo o no pudo ser suficientemente sabia para salvarse a si misma”…… Fidel Castro