lunes, 26 de julio de 2010

EL SISTEMA SWIFT


Un conocido diario español publica una noticia que me hace reflexionar largamente: Tanto el titular como los primeros párrafos aluden a la satisfacción en la UE por el hecho de que el Parlamento Europeo haya dado el visto bueno a la entrega a Estados Unidos de los datos bancarios de personas sospechosas de estar implicadas en conjuras terroristas a partir del 1 de agosto próximo. Tanto el diputado alemán ponente de la versión definitiva del acuerdo, como nuestro Ministro del Interior han celebrado haber conseguido un equilibrio entre el respeto a la libertad individual y el derecho a la privacidad del ciudadano, y la manera en que se garantiza nuestra seguridad.

Cuestión interesante puntualizar dónde se encuentra exactamente ese equilibrio, pero más atrayente aún es plantear la causa que dio lugar a la necesidad de un acuerdo de este tipo. Y aquí llega la sorpresa: En realidad de lo que se trata es de poner límites al uso indiscriminado por el Gobierno de Estados Unidos de todos los datos bancarios europeos con el pretexto de utilizarlos para investigar cuestiones relacionadas con el terrorismo internacional. Mediante un sistema denominado Swift centralizado en Holanda, las autoridades estadounidenses podían conocer sin límite alguno los datos de todas las transacciones bancarias realizadas en el mundo.

No habían excepciones: Usted, yo, todos... Éramos tratados como sospechosos de terrorismo en potencia. Nadie se aviene a aclarar desde cuándo venía funcionando este sistema, ni cuáles son las garantías legales efectivas de que a partir de ahora se respete la confidencialidad bancaria y que el conocimiento de los datos se restrinja a personas sobre las que recaigan verosímiles evidencias de estar implicados en actividades terroristas, previa la autorización judicial pertinente...

Resulta inquietante que la amenaza terrorista, verdadera o falsa, venga siendo utilizada como pretexto para recortar las libertades individuales en todo el mundo y justificar los cada vez más insidiosos sistemas de control social. Un comportamiento paranoico, que se exacerbó a partir de los todavía no aclarados sucesos del 11 de septiembre de 2001, y propició la llamada guerra contra el terrorismo de supuesta inspiración islámica, con episodios tan vergonzosos como el limbo legal de Guantánamo.

En cuanto a la eficacia del sistema Swift en el control de las actividades terroristas, está en el limbo. Las informaciones que atañen al tema aluden a que una buena parte de los sospechosos son individuos de modesta economía y que no se hacen significar demasiado. Tampoco es de creer que muevan cantidades significativas de dinero en sus transacciones bancarias, ya que prefieren utilizar la modalidad de la entrega de dinero en mano, mucho más complicada de controlar...

Y ya que hablamos de eficacias, no estaría mal plantearles a los responsables del sistema Swift la razón por la que si conocen los datos de las transacciones bancarias, no detectaron irregularidad alguna en las acciones de terrorismo financiero que dieron lugar a la crisis económica que padecemos. En el origen y destino de grandes sumas de dinero antes del súbito derrumbamiento bancario –tan parecido al de las Torres Gemelas– cualquiera podría sospechar que está la clave del enigma. Pero igual de esa clase de terrorismo no quieren saber nada.


No hay comentarios: