martes, 1 de junio de 2010

MUERTE EN EL MAR


Esta vez han sido ellos,
los que se lanzan a la lucha
escudados en su derecho
a ser solidarios
aunque el miedo
les llegue a helar el corazón.
Pero estaban de igual manera,
congregados en el mar
haciendo frente a un océano
de uniformes oscuros
cuya misión real
es salvaguardar las cadenas.
Pero ellos seguían en la brecha
porque creen,
y esa es su victoria
aunque estallase
un detonar de sombras
en sus caras asustadas.
Son los que no se amilanan
ni tienen tiempo
para disculpas indolentes
de que nada sirve
para transformar nada.
Los masacran y volverán
aunque se vean obligados
a recoger sus nombres
entre charcos helados
de esperanza
afirmando con su sangre
en tierra, aire y mar
un ejemplo de valentía.
Están por todas partes,
en lugares donde la libertad
es una meta
a la que aún le queda
un largo recorrido.
Que nadie se atreva
a suponer que claudicarán,
y aunque lo intenten,
los asesinos no podrán
oscurecer el recuerdo
de la sangre que han vertido
porque era gente que portaba
en sus manos desnudas
armas de paz y solidaridad.
A las víctimas del ataque israelí a la flotilla solidaria


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