miércoles, 19 de mayo de 2010

LUKÁNICOS, UN HÉROE POPULAR

Las cosas pintan mal en este país, pero todo es conformismo. Nadie se echa a la calle. Las protestas no salen de los reductos de las cafeterías, el tiempo de descanso en el trabajo o los comentarios en facebook. Todo el mundo se queja, pero nadie hace nada. Resulta de lo más desmoralizante, pero no me refiero a las medidas antisociales de un gobierno que se autodefine de izquierdas, pero que cuando le vienen mal dadas en cuestiones económicas, aplica recetas tantas veces repetidas. Lo que resulta insufrible y define en lo que nos estamos convirtiendo es la parálisis que padece la población afectada, mientras esperamos que los sindicatos convoquen manifestaciones de protesta en lugar de desbordarles y salir a las aceras, las plazas y los parques lo más espontáneamente posible a gritar nuestra frustración.
Antes explicaban la falta de reacciones populares, achacándoselo a que las redes de apoyo familiares servían de contención, pues ayudaban a llegar a fin de mes, acoger a los que quedaban sin ingresos, o complementar la adquisición de los bienes básicos. Pero no. Las ONGs que se ocupan de estos temas están desbordadas, así que esas redes han acabado también echas trizas. El virus del conformismo está entre nosotros, y así nos va...
Es evidente que en Grecia están peor, quizás por eso (y un poco porque los griegos se las traen cuando los cabrean), las manifestaciones y los enfrentamientos que hemos visto en las noticias estos últimos días. Encima les ha salido un héroe que ha estado día y noche incansable, dando ejemplo en la primera línea de protestas. Se llama Lukánikos, un vagabundo callejero sin oficio ni beneficio, que conoce bien la miseria de vivir en las calles. A él no le ha cogido por sorpresa la crisis, porque la ha vivido siempre, pero por eso mismo posiblemente sepa lo que significa para los seres humanos que la viven por vez primera en carne propia. Lukánicos se puso a la cabeza de las movilizaciones griegas por solidaridad, no pide nada para él porque tiene todo lo que necesita: Se siente libre, y eso significa que lo es.
Por cierto, que se me olvidaba puntualizar algo importante: Lukánicos es un chucho. Un perro callejero que lleva consigo el collar azul de los sin techo, de los desclasados. A mí se me ha caído la cara de vergüenza cuando he conocido su historia, pero que orgulloso me siento de su ejemplo... El del mejor amigo de los hombres que también a nosotros deberían importarnos.


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