lunes, 31 de mayo de 2010

ISRAEL ATACA UNA FLOTILLA CON AYUDA HUMANITARIA PARA GAZA


Es posible que el arma de la crítica no sirva para combatir a la crítica de las armas, que el poder militar tiene que derrotarse utilizando el poder militar. Esa ecuación ha salvado a Israel y le ha posibilitado cometer toda suerte de fechorías en el conflicto de Oriente Medio. Pero para los que nos oponemos a esa forma de pensar, también la teoría combinada con la racionalidad y la justicia puede convertirse en poder, cuando se enarbola como bandera de forma masiva por amplias capas de una sociedad. Por eso, a pesar de la desesperación y el bloqueo a cualquier salida negociada que las autoridades israelíes imponen al problema palestino, son necesarios argumentos que lleguen a la raíz de la racionalidad misma y eviten romper definitivamente los escasos puentes que aún quedan en el camino hacia la paz.


Esta madrugada se ha dinamitado el penúltimo de ellos, con el ataque que el ejército israelí ha perpetrado contra la denominada ‘Flota de la Libertad’, un convoy de ayuda internacional fletado por la ONG ‘Cultura y Libertad’ y compuesto por seis barcos, tres de ellos turcos, con 750 personas de numerosas nacionalidades a bordo y que transportaba 10.000 toneladas de ayuda humanitaria -incluyendo materiales de construcción, equipos médicos y productos de necesidad básica-, con el objetivo de romper el bloqueo que sufre la Franja de Gaza.

El ataque comenzó sobre las 4 de la mañana y se realizó combinando fuerzas marítimas y aéreas. El objetivo principal ha sido el barco principal de la flotilla, el Maví Mármara. Se desconoce aún el número exacto de víctimas. Las informaciones, confusas a estas horas, dan cifras que oscilan entre diez y dieciséis muertos y hablan de numerosos heridos. Las explicaciones de los israelíes para asesinar con nocturnidad y alevosía a militantes pacifistas son tan peregrinas que no necesitan explicación alguna: Gaza se ha convertido en una prisión brutal para sus habitantes porque apoyan de forma mayoritaria a Hamás, y esta es una organización terrorista. Que alguien que dispara impunemente contra personas inocentes y desarmadas se atreva a lanzar al aire acusaciones de terrorismo es tan repugnante que no merece más que desprecio. El descrédito es tal, que resulta incomprensible que aún haya alguien que justifique los desatinos de Israel con el argumento de que es la única democracia estable de Oriente Medio. Es posible que así sea, pero si los pilares de una sociedad se sostienen sobre la injusticia y la arbitrariedad, la convierten en ilícita a todas luces.

El mensaje implícito de lo ocurrido está claro, porque además el ataque se produjo en aguas internacionales: Todo el que apoye la causa palestina será considerado enemigo de Israel, incluso aunque lo haga bajo el paraguas de la cooperación pacífica. Nadie está a salvo se encuentre donde se encuentre: El salto hacia adelante es verdaderamente significativo. ¿Qué harán los que han justificado hasta ahora cualquier acción israelí? ¿Cuáles serán sus argumentos para explicar este hecho inexplicable? A bordo viajaban ciudadanos europeos y norteamericanos... ¿Cómo reaccionarán sus respectivos gobiernos si Israel arguye como es de prever que sólo repelía un ataque a su soberanía?

No podemos esperar sensatez por ese lado, porque han sido demasiadas las frustraciones acumuladas con el paso de los años. Sólo queda el recurso de la voz de la calle para demostrar la solidaridad que merecen las víctimas de este magnicidio. Con rotundidad, pero sin olvidar que la paz siguen siendo el único camino y el que nos diferencia de los asesinos.

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