miércoles, 19 de mayo de 2010

INCONTINENCIAS

Imagen: Viñeta de Forges en 'el país'
He conocido a tantos, que me aburre escribir sobre los traidores. Los hay de todos los tipos: Se traicionan ideas, principios, amigos, seguidores, familia... Por eso he decidido no escribir sobre el giro copernicano del Sr. Presidente en cuestiones relacionadas con recetas económicas. Le estamos otorgando demasiado protagonismo, y en realidad estoy seguro de que se nos van a ir las fuerzas con las críticas. En el fondo nadie va a hacer nada hasta que lleguen las elecciones, pues el guión ya parece estar escrito y se le entregará en bandeja de plata la próxima legislatura al Partido Popular. Que ellos se lo guisen y se lo coman, con el marco de una Ley Electoral que sólo permite cambios de ese estilo.

Pues que quieren: Me gusta nadar contracorriente, y ya que todos se ocupan de Zapatero, me he dicho a mi mismo que no estaría mal preocuparme yo de las andanzas de Rajoy... Igual los árboles zapateriles impiden ver el bosque rajoynero. Si se me permite destrozar así la expresión original, claro. Licencias que uno se toma para demostrar la fina ironía que le caracteriza...

Dicen los libros que la supremacía del hombre sobre el resto de los seres vivos comenzó con el lenguaje, el primer sonido articulado que llevaba asociado un significado. El lenguaje es la piedra filosofal de la humanidad, y la experiencia nos dicta que la forma de expresarse indica mucho sobre la tipología de los emisores del mensaje: Los hay de lengua suelta, que parlotean sin parar y sin pensar (y parecen verse a si mismos como la alegría de la fiesta); los hay de lengua profunda, pelmazos que no conciben un viernes por la noche sin sacar a colación algún tema agudo (ya sea de tendencias, arte o filosofía transcendental) dejando a la concurrencia en un sopor irrecuperable y entregada sin remedio a la bebida; los hay que se envuelven en el enigma del silencio (que suponen les hacen interesantes a los ojos de los demás hasta que abren la boca y la cagan). Esta última tipología es la peor, evidencia el fracaso de los lugares comunes en los que nos han educado, y a ella pertenece el lánguido líder de la oposición, Mariano Rajoy. ¿Qué puede esperarse de un presidenciable que la mayor parte del tiempo calla y de pronto estalla en incontinencia verbal? Pues sospecho que nada bueno. La última, sobre los escándalos sastreriles valencianos:

“Camps va a ser el próximo candidato en las próximas elecciones en Valencia… Diga la justicia lo que diga”. ¡Chúpate esa! El problema de meterse en la dinámica de una entrevista es que a veces a uno se le escapan cosas que luego es difícil explicar... O retocar. Ya sabíamos el concepto de la justicia que tiene la derecha española (lo ha demostrado innumerables veces), pero aún así no puede dejarnos indiferentes el alto valor que le da su Presidente y candidato a serlo de todos. Traducido al descriptivo lenguaje tabernario “Diga la justicia lo que diga” se traduce por “me la suda”.

Las palabras nunca son inocentes. Rajoy habla desde el sueño del poder y se le va la vaina, más no sabe que aquel que habla en un sueño jamás podrá regresar de él. Y acabo con esta enigmática frase para la posteridad. Ya me advirtió una amiga (en realidad sospecho que no me quiere demasiado), que en cuestiones de pedantería a veces soy único. Como podrán suponer, le he retirado el habla. Pienso castigarla con el látigo de mi indiferencia, faltaría más...

2 comentarios:

eMi dijo...

Jajaja. Normalmente callo porque encuentro en tus escritos, sean de la índole que sean, todo aquello que yo querría expresar, así que me digo (yo a mí misma) ¿pa' qué la vas a cagar eMi si Paco, con "la fina ironía que le caracteriza", ya lo ha dicho tó'?. Es más, hay momentos, especiamente los poéticos, en los que me digo (yo a mí misma), ya está el jodío éste quitándome las ideas y utilizando las palabras que habría querido utilizar yo. El caso es que esta vez, aunque peque de rajoyrismo, no voy a dejar de decirte lo mucho que me gusta pasarme por aquí, leerte y disfrutar con tu habilidad (que no incontinencia) verbal.

Gracias.

Pacogor dijo...

Pues amiga mía, te puedo asegurar que mi ego ha quedado enormemente satisfecho con la naturaleza de tu comentario. Y ahora voy a buscar una aguja, que se me ha inflado demasiado el susodicho...