A la entrada
del hogar de los sueños
hay un timbre de arena,
pues se valora especialmente
los silencios.
Una vez dentro,
se permite que vuelen
los pensamientos
y que sacien su curiosidad
los niños y las estrellas.
También hay muchos libros,
dispersos por todas partes
para que tropieces con ellos
al menor descuido.
Es este un lugar extraño,
una especie de asilo
para las ideas,
y los amores se recrudecen
como una tormenta
perfecta en los corazones,
pues los espejismos perduran
en un viaje inmarcesible
de horizonte en horizonte.
del hogar de los sueños
hay un timbre de arena,
pues se valora especialmente
los silencios.
Una vez dentro,
se permite que vuelen
los pensamientos
y que sacien su curiosidad
los niños y las estrellas.
También hay muchos libros,
dispersos por todas partes
para que tropieces con ellos
al menor descuido.
Es este un lugar extraño,
una especie de asilo
para las ideas,
y los amores se recrudecen
como una tormenta
perfecta en los corazones,
pues los espejismos perduran
en un viaje inmarcesible
de horizonte en horizonte.
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