lunes, 12 de abril de 2010

MANIFIESTO


Que no se empeñen:
pierden el tiempo
los que quieran convencerme
de una idea de responsabilidad
que en el fondo significa
no confiar en la gente,
prefiero mil veces
que me defrauden otros
a decepcionarme a mí mismo.
Me gusta tener abiertas
las puertas del corazón
y partirme en dos,
si fuese necesario
darle una parte de mi mismo
a quien pueda necesitarla.
Nunca podrán entenderlo
si su nivel de compromiso
es un discurso vacío,
amparado en la doctrina
de pensar mal por principio
sobre las auténticas razones
que mueven a los demás
cuando nos miran a los ojos.
Cualquier amor es el amor
y quiero sentirlo
en el repique de mi sangre
para no quedar a merced
de los prácticos y sensatos,
exigiendo avales
antes de aceptar una causa
o abrazar a un semejante.
Sé que sonríen con suficiencia,
piensan que soy un iluso:
Pero la auténtica verdad
es que siento lástima por ellos
y esa forma tan mezquina
con que afrontan la vida.

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