domingo, 18 de abril de 2010

DIÁLOGO CON UN ÍCARO


- Amigo mío, ¿por qué escribes?
- No lo sé. Algo hay que hacer mientras se espera la muerte… Y encima algunos locos dicen que lo hago bien.
- Pero, ¿por qué has escogido escribir en lugar de levantar monumentos a la nada o flagelarte con racimos de estrellas?
- Supongo que escribir hace más soportable la espera. Mientras lo hago es como si abriera las puertas de otras dimensiones. Como si me asomara al otro lado de los espejos. Es una manera de descubrir mundos alternativos.
- ¿Deseas morir?
- La verdad es que no es algo que me importe demasiado. Sí es cierto que antes me gustaría descubrir una incógnita importante.
- ¿Cuál es?
- Saber por qué me no me importa morir.
- Bueno... Suele pasar cuando se tiene alguna llaga en el alma.
- Sí, pero no me basta con sentir la mía. Necesitaría saber cuál es la razón de que exista.
- Da igual. Te lo digo muy en serio. El problema no es que tengas o dejes de tener llagas. El problema es que has llegado hasta aquí sin haber tenido la posibilidad de elegir.
- Sí, y eso es algo muy frustrante.
- ¿Habrías sido más feliz escogiendo entre la menos mala de las opciones que se te presentaran?
- Con toda seguridad. Nadie me preguntó si quería estar aquí, han sido más decisivos hechos ajenos a mí mismo, hasta el punto de que ni siquiera he podido hacer realidad mis sueños más queridos.
- ¿Los echas de menos?
- No sé. Llegó un día en que me vi obligado a ocultarlos discretamente tras mi conciencia, una vez que dejaron de serme útiles.
- ¿Y ahora? ¿Ya sólo sueñas cuando duermes?
- No. Me gusta soñar despierto. Pero no es lo mismo cuando la estadística te indica que la mayor parte no se harán realidad.
- Y eso sueños, ¿cómo son?
- Siempre hay una mujer de mirada triste, espalda tibia y una enorme necesidad de que la quieran y se lo demuestren. También cruzan por la escena románticos paseos a la luz de una luna de neón y una gran ternura mientras se va quedando dormida lentamente en mis brazos...
- ¿Y cuándo duermes? ¿Con qué sueñas cuando duermes?
- Nunca lo recuerdo, al despertar hay como un velo que me lo impide.
- ¿Y cuál fue el último sueño que pudiste recordar?
- Era una especie de Ícaro, y sentí como se me derretían las alas al acercarme demasiado el sol...
- ¿Y qué pasó después?
- Después… ya no pude volar nunca más, ni siquiera me quedaron fuerzas para intentarlo.
- ¿Sueles escribir sobre la época de tu juventud?
- Alguna vez, pero es sólo un tema más. También lo hago sobre lo que hubiera pasado de haber tomado otras decisiones en determinadas épocas de mi vida. O simplemente escribo para entrar en calor, sentir nostalgia o respirar.
- ¿Escribir es echar de menos?
- Quién sabe. Puede que de alguna manera lo sea, porque también uno puede sentir nostalgia por el futuro... Pero sobre todo me gusta hacerlo para que la oscuridad desaparezca.
- Comprendo. Y, dime, ahora que lloras la pérdida de tu inocencia: ¿cómo era el mundo cuando aún tenías tus alas de cera?
- Posiblemente igual de vacío, pero yo jugaba con ventaja: Aún tenía esperanzas.
- ¿Y ahora? ¿Qué te queda ahora?
- Ya te lo dije. Me he convertido en el despojo de algo que pudo ser. Así que me limito a hacerle guiños a la muerte mientras pienso en el sol al que me acerque demasiado un día.... Ojalá pueda encontrar a alguien que me rescate de este destino, pero el tiempo juega en mi contra.
- ¿Y a tu favor? ¿No hay nada a tu favor?
- Pues probablemente el haber aprendido que tampoco se está tan mal, si asumes tus derrotas y actúas en consecuencia... Eso te hace más humilde a la hora de valorar lo que tienes.

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