miércoles, 21 de abril de 2010

AIRE


El aire nos sostiene juntos,
la mayoría de las veces
viene a acariciarnos suavemente,
aunque tiene un carácter difícil
y se encrespa con facilidad.
Es vital para nuestra existencia,
pero nada quiere para sí:
hasta tal punto es generoso.
Se ajusta a todos los espacios,
es libre y vuela
más alto que cualquier ave.
Tiene hábitos simples,
como el de llenar de oxígeno
nuestros pulmones,
aunque sea en temporada baja
y las playas estén desiertas.
Cuando fluye desde los campos,
nos trae aromas
que enriquecen los sentidos,
pero como nadie es perfecto
puede despistarse
y causar algún desastre
al ponerse a jugar con las nubes.
Nació convertido en atmósfera
para construir un símbolo de vida
en un insignificante planeta
que viaja sin descanso
por la magnitud del vacío:
Esa es su asombrosa
y deslumbrante verdad.

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