jueves, 4 de febrero de 2010

MARAVILLA


Cuando asumamos lo que somos,
habitantes de un pequeño planeta
viajando a través del espacio vacío
y descubramos la Verdad de la Paz...

Cuando liberemos nuestras manos
de los puños de la beligerancia
y los rostros constreñidos por la pena
queden limpios de sufrimiento...

Cuando el sonido de las armas
deje de teñir de rojo los frentes de batalla
y las banderas se tornen banderines
que ondeen con alegría por las calles...

Cuando arrojemos lejos los rifles
y las minas de la muerte sean desactivadas
para que las gentes paseen sus tardes
en por vías de tranquilidad...

Cuando los ritos religiosos no estén perfumados
con el incienso de la carne quemada
y las lágrimas no aneguen
los jardines desesperados del dolor...

Cuando dejemos de buscar a diario
el insulto, el odio, el miedo y las bombas
entre los titulares del periódico
que compramos cada mañana...

Cuando desterremos de nuestras bocas
las palabras que buscan herir
a los que no comparten nuestra visión
del hombre y sus alternativas...

Será entonces, cuando podamos cumplir
con nuestro destino de seres
que no son dioses ni demonios,
pero que tienen el poder
de hacer el bien sobre La Tierra
y de lograr convertirse
en la verdadera maravilla del mundo.

2 comentarios:

Ana María dijo...

Creo que has trazado muy bien el gran dilema de la libertad humana: el bien y el mal. Ciertamente somos capaces de ver lo que es mejor pero estamos empeñados en seguir lo que es peor. Cuesta enormemente humanizarnos. Cuesta descubrir que en la entrega al bien hay una fuerza que nos devuelve con un efecto superior una mejor vida en el sentido más profundo.
Es bueno hacer el bien. Humanizarse. Y eso nada tiene que ver con ser blandos o faltos de carácter. Se me viene a la cabeza una tira de Mafalda, donde la pequeña acaba diciendo: "No sé por qué el buenísimo no suena bien en política". Y posiblemente en nada. Pues se trata de ser correctos y generosos aún cuando se deba luchar contra la corriente. Con la convicción de que haciendo el bien nos devolvemos la confianza en el ser humano, y en la nobleza de la vida...

Pacogor dijo...

Pero primero hemos de alcanzar la paz con nosotros mismos, intentar ser lo mejor que podamos dentro de nuestras propias limitaciones. Qué sencillo es decirlo y lo que cuesta llevarlo a la práctica... Luego, el siguiente paso llegará por añadidura. Porque sólo lo que seamos capaces de hacer por nosotros, nos dará fuerzas para hacerlo por los demás. Sólo siendo felices, daremos felicidad. Sólo aceptándonos, aceptaremos a los otros. Sólo queriéndonos podremos regalar amor...
El proceso es de dentro hacia fuera. No conozco otra manera de ponerlo en práctica