martes, 16 de febrero de 2010

EL BAILE DE LA HOJA


La hoja se volvió
hermana del aire,
danzaba con elegancia,
jugando con el cielo
y colgada del viento,
que le daba fuerzas
para ser libre.
Aspiraba a lo azul,
a imitar a los pájaros
aunque no supiera cantar,
sin saber que su sueño
acabaría en el suelo,
donde sería un ser
más de la tierra.
Pero ahora bailaba
y era la envidia
de abejas y mariposas.
Se sintió princesa,
y durante unos segundos
que parecieron eternos,
fue la protagonista
en el bosque del invierno.

2 comentarios:

Ana María dijo...

¡Que le quiten lo bailado! Aprovechó el momento, lo disfrutó, que de eso se trata. Y como todo tiene un final, cuando éste llegue, será el recuerdo de lo vivido lo que mantega viva la llama de los sueños, de la esperanza, de las ilusiones por vivir...

Pacogor dijo...

Has captado muy bien el sentido del poema. ¿De qué ha servido?, nos preguntamos muchas veces. Pues ha servido precisamente porque hemos disfrutado haciéndolo...