domingo, 27 de diciembre de 2009

EDIFICIO


Quisiera habitar
en tu edificio de largas piernas,
ser el propietario
de ese perfecto depilado
que invita a no salir nunca
de tus alrededores...

Sin ascensores,
sin escalones
pero subiendo y bajando
con cada labio,
para llegar a la azotea de ‘oh Dios’
y verlo todo con absoluto placer
desde la altura
de tu entrega húmeda.

Quisiera conseguir
que se te empañen
las ventanas de vientre plano
y que baste con una caricia
para recobrar la nitidez
plena de gemidos
asomándose por ellas.

Quisiera habitar en tu deseo
y cuidarte con diligencia,
recoger cada rincón de carne
que conservas para mí.
Dejarte impecable,
reestrenada, acogedora
perfumada y seca...

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