miércoles, 25 de noviembre de 2009

PECHOS Y VIDA


En un alma vacía
del tamaño del último penar,
ahí pusiste la piedra angular
donde se inicia la liturgia
de todas las creencias,
de todas las pasiones.
Era una tarde
profundamente conmovida
y la incredulidad de un hombre
cansado del amor,
se ungía con una ola
de sorprendente luminosidad,
para volver purificado
a la belleza de la tierra,
de una manera que por lo visto
aún sigue subsistiendo
en la noche de los Dioses.
Fue despertar al retorno
para buscar refugio en tus pechos
que me esperaban
con aire de enhiesto reto.
Pechos llenos de fuego,
volcán vomitando
sensaciones de dicha
y promesas que hablan de la vida.

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