martes, 6 de octubre de 2009

PALABRAS Y VIDA


Aprendiz de artesano,
me gusta modelar las palabras,
convertirlas en la génesis
de un poema;
aborrezco la banalidad,
la manada siguiendo a ciegas
a los líderes de opinión:
Son asuntos que no me conciernen,
que animan mi indiferencia
aunque sus señales
penetren como el veneno
en el atardecer de los sentidos.
Alejo de mí el cáliz
que significan sus mensajes,
sus verdades embusteras
la peste de la materia
con que componen la vida:
Contra esa gente levanto
el muro de mi intimidad
y la armadura de las convicciones,
con las que creo estar a salvo
de la ignominia.
Puede que este convencimiento
sea sólo una hipótesis, un cuento
que acabará en amargo despertar.
Quizás todo forme parte
del sueño que quise ser un día,
y no respondí como presumo
porque no estoy hecho
para hazañas semejantes.
¿Pude renegar de tanta estulticia,
pasé de envanecerme
y de estar lleno de mi propio vacío?
Igual no tengo ni idea de quién soy
y no soy capaz de reconocerme
en la imagen que reflejan los espejos.
Si fuese así ya nada sirve,
hasta las palabras quedan huérfanas,
incomprensibles y sin sentido,
como un patético poema
que jamás podrá ser escrito.

No hay comentarios: